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¿Qué hay que tener a mano para educar bilingüe?

Cuando una familia monolingüe (que habla un solo idioma) decide tener hijos, no se plantea como problemática: ¿Cómo haremos que nuestros hijos nos entiendan, hablen y se comuniquen? Ellos saben que eventualmente el niño va a hacer esas y muchas cosas más porque son etapas que forman parte del desarrollo; entonces ¿por qué las familias que quieren criar bilingüe se ponen trabas a la hora de dar el primer paso hacia la educación bilingüe?


Cuando se educa bilingüe muchos padres piensan que es una tarea ardua, que va a ser sumamente complicada y que además será costoso… Cierto, es un proyecto que hay que llevar a cabo con mucha constancia, determinación, paciencia y el indispensable amor que día a día le brindamos naturalmente a nuestros pequeños.


Si en algo se parecen la educación monolingüe y la bilingüe es en que ambas dan más frutos cuando son llevadas a cabo con naturalidad. Por eso, mientras más espontánea y natural sea la comunicación que se establezca con el niño, mejores serán los resultados que se obtengan.


Para lograr que nuestro hijo sea bilingüe tenemos que asegurarnos de que tenga acceso a un extenso abanico de vocabulario en ambos idiomas, de manera de que cada idioma pueda ser aplicado en un contexto real, bien sea con compañeros de clase, familiares, vecinos…


El aprendizaje de un idioma toma tiempo, por eso hay que ser constantes. No se puede esperar que luego de exponer durante 2 horas a un niño al japonés, este posea las destrezas necesarias para poder producir sus ideas en ese idioma. La exposición a los idiomas para que estos sean aprendidos debe ser prolongada y recurrente.


Sin embargo, la determinación también juega un rol importante, puede que un día no se tenga energía para hablar en uno u otro idioma, pero basta que una persona, un solo miembro de la familia no se aleje del objetivo para que la máquina siga en marcha.


Es aquí donde uno se da cuenta de que si no se arma uno de paciencia, el proyecto puede desmoronarse. Cada pequeño tiene su ritmo, cada aprendizaje toma tiempo y cada etapa va acompañada de ciertos percances que solo con paciencia se pueden superar…


Por último, pero que nunca está de más mencionar, toda actividad y proyecto que queramos llevar junto a nuestros chicos tenemos que hacerlos con amor, el amor será esa llave que nos abrirá las puertas hacia caminos muy interesantes. Si disfrutamos de los intercambios que tengamos con nuestros pequeños sea en el idioma que sea, ellos lo notarán y querrán continuar haciéndolo.


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